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¿Y si la amante y la esposa compartieran la misma peluquería? Cualquier parecido con la realidad es

  • Foto del escritor: Mariana Esquivel
    Mariana Esquivel
  • 3 ago 2016
  • 2 Min. de lectura

Vistas así, una sentada al lado de la otra con la tintura en la cabeza, se parecen. Marisa y Roxana comparten la peluquería. Roxana sí sabe de Marisa. Marisa ¿no sabe? de Roxana.

Pero no sólo tienen la peluquería en común. Roxana es la amante de Roberto, el esposo de Marisa. Quien también sabe del triángulo escamoroso (escaleno y amoroso) es Toti, el peluquero.

M: -¿Sos psicóloga, no?

R: -¡Sí! ¿Cómo adivinaste?

M: -Intuición. El que tendría que hacer terapia es mi esposo.

Prende un cigarrillo y saca la mano por la ventana para que el humo no moleste.

M: -¿Sabés?, había dejado de fumar, hasta que hace tres meses, lo agarré de nuevo. (Respira profundo, desvía la mirada y guarda silencio)

Roxana llena ese silencio con la historia que conoce. Hace tres meses, Marisa volvió antes de Chile. Dijo que para darle una sorpresa a Roberto que no estaba donde dijo que estaba. Explicaciones que no alcanzaron. Amenazas. Consultas legales. Un misil de cloaca cayó en el matrimonio dejándolo débil. La bacteria del Des, (Desamor, Desconfianza) difícil de combatir con antibióticos para el alma, levantaba fiebre de furia por cualquier nimiedad.

Toti, incómodo, viene a ver cómo anda el color de las chicas. Mira aquí, evalúa allá. Trata de disimular.

T: -¿Querés ir al otro sector, Marisa? Para que fumés tranquila…

M: -No. Estoy bien aquí. Charlando…

R: -Compartiendo...

M: -¡Eso dice Roberto! Hay que com-par-tir. ¿Todo se comparte? Uds, ¿compartirían a sus hombres?

Toti desaparece. Escucha el reloj de la bomba. Tic-tic-tic. Marisa inhala.

M: -¿Carolina Herrera?

R: -Sí. ¡Qué olfato!

M: -Tengo buen olfato. Es mi perfume de siempre, mi marido me lo regala.

En su cartera, Roxana guarda sus secretos y una lista de los de Marisa. Ha tomado una revista. Lee, ojea y hojea. Sabe, por ej, que lo hace con la luz apagada y siempre en la misma posición, que se lleva muy mal con su hermana, que tuvo ladillas a los 20 cuando Roberto volvió de la práctica de verano en la Patagonia. Que él no la dejará nunca. Hace cinco años, una mamografía de control terminó en una mastectomía y en el tácito acuerdo de asistir, de perdurar y transcurrir.

Marisa saca su agenda y repasa la información que le ha proveído el detective. Roxana es soltera, bulímica en tratamiento. Se hizo las lolas este año. Milita en política. Pretende estar arriba en la lista. Adora a su caniche toy “Orly”. Su celular termina en 009. La imaginó más diosa.

Toti manda a sus ayudantes a que laven las cabezas. La seda de la tensa calma se raja cuando Roxana se levanta apurada, su cartera cae, se abre y de ella sale volando la foto, una selfie con Roberto en bóxer.

Alejandra Araya


 
 
 

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