Afro Dita presenta una historia de amor. Al final, son las mejores.
- San Amantes
- 27 jun 2016
- 2 Min. de lectura
“Que veinte años no es nada, que febril la mirada” dice el tango. Esas son las miradas que desde hace una hora, el Dr. Ortega intercambia con Julia, la expositora que ha venido a cerrar el Congreso.
Hace veinte años, ella tenía 25 y él 45. Hace veinte años, ella era una estudiante provocadora que quería hacerle una entrevista para su tesis de grado. Él, aburrido, le dijo que sí. Y nunca más fue el mismo.
Una catarata de fotos empieza a caer en la cabeza de Ortega. Ambos, sentados en la mesa principal de la cena, no pueden disimular el asombro de reencontrarse.
-El mismo pelo. Esa mirada... (En la cabeza del Dr. se abre el álbum. Foto1: Baile de carnaval en Ausonia, ella vestida de odalisca, ojos verdes de semáforo)
-Tú estás…
-Más gordo.
-O llenito de amor, vale.
Risa sincera de Julia que remata una charla que avanza. (Foto2 del Dr.: Beso desde el caballo en la Calle de los Enamorados en Barreal). Por ese entonces los hijos de Ortega, Leonardo y Guadalupe, tenían 12 y 10.
-Hablás con acento español, Julia.
-Venga, que hace veinte años vivo en Barcelona, tú sabes…
-“Somos lo que hablamos” (Dicen los dos a coro)
-¿¡Es que recuerdas mis dichos, hombre!?
-No he dejado de hacerlo un solo día, Julia.
Las intervenciones de ella en la conversación general lo encienden.
-¿Qué es la felicidad, Dra? Pregunta un comensal.
-Oye, chaval, vivir como te plazca. ¡Que la parca te encuentre vivo y no muerto antes de tiempo!
Hace rato el mozo le está ofreciendo vino y Ortega no se da cuenta, pendiente de lo que dice Julia, de lo que come Julia y del escote de Julia. (Foto3: El roce de Julia esa tarde de julio)
El Dr. piensa que, cuando llegue a su casa, encontrará una cama vacía. Su mujer duerme, desde hace 5 años, en la habitación que los hijos dejaron cuando se fueron. Ni Leo, ni Guada viven en San Juan. A veces vienen.
-¿Cuándo partís, Julia?
-Mañana. Tengo vuelo a las 22h desde Ezeiza.
Promediando el postre, sube al escenario un humorista. La cena entra en un territorio que se esfuma. Como Julia, que toma su abrigo.
-¿Te vas?
-Es que salgo temprano para Baires.
-¿Un café?
Ella esboza una sonrisa, asiente y gira hacia la puerta. Su espalda, una geografía de sensaciones. (Foto4: La última vez, discutiendo en el auto


: “Julia, tengo principios, no puedo dejar a mi familia”. Ella lloró, lo besó y se fue. El Dr. la vio alejarse, tragada por la noche)
Pero, ahora, la noche los está buscando. Ortega quiere preguntarle si está en pareja, en vez de eso, le sale un tímido:
-¿Tenés hijos?
-¿Y tú, nietos?
Carcajadas.
-No tengo nietos.
-Sí, tengo un hijo. Octavio, de 20.
Dentro del Dr. el tiempo se detuvo. Tartamudea, se afloja, se entrega.
-Julia… yo…
Entonces, ella, dándole un beso lleno de frescura le contestó:
-Fluyamos.
Comments