top of page

Una remera que diga…

  • Foto del escritor: Mariana Esquivel
    Mariana Esquivel
  • 11 may 2016
  • 3 Min. de lectura

Mañana fría y húmeda en Córdoba (Argentina). De regreso a casa, mientras cargamos combustible en la Shell de Río IV, pido dos desayunos con pan de campo. -Se va a demorar un poquito, señora. Por las tostadas, vio? (Me dice la empleada) -Leo el diario, no te preocupes… Primera plana de “La voz del interior”: El caso Dalmasso da un giro inesperado. Leo entusiasmada. Marcelo Macarrón, el viudo, imputado como presunto autor por homicidio calificado por el vínculo. Ha pagado tres millones de pesos para seguir en libertad. Cuando el lunes 28 sea indagado, se le informará por qué se lo imputa ya que hasta esa fecha, hay secreto de sumario. La chica del servi compras está parada a mi lado con la bandeja. Yo estoy tan abstraída que me dice algo como: “aquí está lo suyo”. Y agrega: -A la Nora la mató el marido. Dejo de leer y atiendo. -Es que ella le había pedido el divorcio y él no se lo quería dar. Había muchos negocios sucios. Macarrón era testaferro de un político, de un juez y de un empresario. Se imagina… ¿Cuándo se va a saber la verdad? -Pero ¿no era que él estaba jugando al golf en Uruguay? -Sí, eso dijo. Pero hubo un vuelo privado que lo trajo y lo llevó de vuelta. Usted ve que con plata, todo se arregla. Conviene, tal vez, a esta altura, recordar brevemente el hecho. El 26 de noviembre de 2006, Nora Raquel Dalmasso (51) fue encontrada muerta en su casa del country de Villa Golf de la ciudad de Río IV. Estrangulada. Marcas de manos y la tira de una bata alrededor de su cuello. Había tenido sexo antes de morir. Marcelo Macarrón, médico traumatólogo y viudo de la víctima, presentó la coartada perfecta: estuvo jugando al golf en Uruguay. Su hija Valentina estaba en EEUU y su hijo Facundo, en Córdoba capital. Hasta fines del 2012, este último fue sospechoso por el adn del semen encontrado. Ahora parece que el adn no es de Facundo sino de Marcelo. Me voy en el tiempo, viajo hacia atrás. Recuerdo en fotos. Enero 2007. En la playa se hablaba del caso Dalmasso. Un grupo de profesionales sanjuaninos del gremio de la mujer vendada (del cual actualmente hay uno que es juez), decía jocosamente cuando pasaban los vendedores de remeras: -Che, vendeme una que diga: “Yo estuve con Nora”. Risas gordas entre mate y truco obligado. De Nora se dijo de todo. (Siempre cuento con la imaginación del lector para llenar estos espacios incómodos). Hay una razón para que eso ocurra: los muertos no hablan y, por consiguiente, no pueden defenderse. Ya han pasado 4 fiscales. Javier Di Santo, anterior a Miralles, fue denunciado por inacción. Les cuento algo: Miralles asumió a principios de febrero y empezó a estudiar el expediente. Brito, abogado de Macarrón, usando estrategias legales para tener acceso a la causa y seguir la línea del fiscal, presentó a Facundo como querellante. Miralles se le adelantó involucrando al viudo que vive en la casa del Golf con su nueva pareja. Resultado: este lunes se presentarán a la justicia y ambos hijos renunciarán a la querella. 1 para Miralles. 0 para Macarrón. Parece que se está dando vuelta el marcador. Uno aprende que en la Justicia nada es. Todo parece. Que lo que está en el expediente, existe. Lo que no, no existe. Que lo que se dice, hay que probarlo. Lo que se siente, también. Lo que es no es, hasta que se prueba. Uno aprende, por ej, que Nora está muerta y que a nadie (salvo a María Delia, su madre y a su hermano Juan) le interesa saber la verdad. Ahora, con otra experiencia y seguridad, contestaría al corrillo playero: -Vendeme una remera que diga: “Yo estoy con Nora”.


 
 
 

Comentários


seguime en:
  • Facebook B&W
  • Twitter B&W
  • Instagram B&W
POSTS recientes: 
tags: 
  • Facebook B&W
  • Twitter B&W
  • Instagram B&W
bottom of page