Mal atendidos
- Palas Alejandrea
- 13 may 2016
- 3 Min. de lectura

La vendedora quiera enchufarme una blusa que me probé, que no me gusta, que tiene un precio hiperbólicamente absurdo, que decidí no comprar. Insiste. Me niego. Insiste más. Me sale una mezcla de profe de Literatura, madrastra de Blancanieves y Lilita Carrió. Otro día, otro lugar. Entramos al restorán, nos sentamos. Los mozos pasan, pasan. Van y vienen. Uno nos acerca el menú. Al rato, nos toma el pedido y mucho después, trae la bebida. Le dijimos expresamente que no le ponga sal a la comida. La moza (Se fue un mozo y vino una moza. No pregunten qué pasó, no lo sé) Nos trae el plato, lo sirve y dice la gastada frase: “Que lo disfruten”. Al primer bocado, me quería tomar la soda, mi gaseosa, la del vecino y el agua del florero. La tarde fría del lunes, pongo Play y voy al Cinema con mi hija. (Emoticón guiño. Tú me entiendes, lector). Toda la peli me di palmaditas en las piernas, en los brazos para reactivar la sangre, me tomé la cara para no castañetear los dientes. Pensé que era una nueva técnica criogénica de estiramiento para las arrugas que venía incluida con el precio. Salí a decirles: -Queremos ver “Al final del túnel”, no “La era de hielo”. -Hay un problemita con la calefacción, sra. La están arreglando. No mintieron. Lo que no me dijeron era cuando terminarían. Por unos minutos, me esperancé en que a la salida nos iban a dar un vale por un café y/o entradas para regresar, a modo de compensación. Al escuchar nuestra queja, la gente que hacía la cola nos miraba como si nos hubiéramos escapado del Neurosiquiátrico de Zonda. Se alejaban. Al igual que los empleados que se escondían. Así vamos en el área de servicios. A los tumbos, corriendo peor que ganado, pisoteándonos. Formamos parte de una masa de “mal atendidos”. La frase no es mía, se la escuché a un remisero decírsela a una mujer que cruzaba la calle. -Correte, mal atendida. Al pagarle le pregunté: -¿Cómo le fue con el Zonda? -¡No me haga acordar! ¡Dos días con la luz cortada! -Entonces, ud es un mal atendido. Mal atendido por el servicio eléctrico. Que tenga lindo día. ¿Sigo enumerando? Yo también me siento mal atendida. Mal atendida por la Justicia donde los expedientes toman clonazepam, por los funcionarios que creen que al rimar con nobiliario poseen las mismas prerrogativas que en la época de los luises, por Directv que tiene cientos de sucursales para vender y ninguna para resolver reclamos. Por los simio-polios de telefonía, gas y etcéteras. Acá, en esta parte del texto, es cuando aparece un ólogo/a (socio, psico u opino), me mira, empequeñece los ojos para expresar algo inteligente y me dice: -Es el sistema. Para que yo me trague el anzuelo de que es así y hay que aceptarlo cual dogma religioso. La verdad, que no. La verdad que si sistema es la unión de cosas de manera organizada, pues perfectamente se puede cambiar la manera de organizarlas y mejorar los servicios. Que no haya voluntad, iniciativa y creatividad es otro tema. La misma vendedora quiera enchufarme un pantalón que me probé y que me gusta. Me dice: -Decida tranquila. Tómese el tiempo que necesite. Entonces, me siento en el banquito del probador. Me miro al espejo y siento una satisfacción que se parece a la alegría.
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