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Joroba (Adolorcencia)

  • Foto del escritor: Mariana Esquivel
    Mariana Esquivel
  • 11 may 2016
  • 2 Min. de lectura

Graciela dice “qué calor, prendan el aire, la luz se cortó cuatro veces esta tarde” y sigue preparando la cena. Rodrigo ha llegado mudo y cabizbajo. Graciela insiste con el calor, el aire y la luz. No advierte que su hijo está entristecido. ¿Y ese muchacho gracioso, canchero, que sube sus lindas selfies al face? Llega Julio y el resto de la familia. La mesa es chiqui tin tin de cubiertos en el plato. A la pregunta “por qué no comés, Rodri”, el chico argumenta que no tiene hambre, “mucho calor en la Facu, hay un ventiladorcito de mierda en el cursillo”. Pero, algo no le cierra a Graciela. Antes de irse a acostar, se cuela en el cuarto de su hijo al que encuentra llorando. Primero es un sollozo y luego una lluvia de verano incontenible. -¿Qué te pasa, Rodri? Y el chico cuenta, balbucea, suspira, putea. El escándalo atrae al padre que sale del baño. (A ver, lector, adiviná) -¿¡Embarazada!? ¿¡La Mica, embarazada!? ¿¡Cómo sabés que es tuyo!? (Acá viene una batería de insultos y gestos, acompañados de gritos y reproches cruzados que dejo a la libre imaginación de cada uno. Información pertinente: Mica es una ex compañera del secundario que empezó a sonar mucho después de que Rodri entrara con ella al baile de egresado) A partir de la revelación, Graciela anda afantasmada, Julio un loco-malo y Rodri, zombie. ¿Y la Facu, el vóley, su proyecto de viajar de mochilero por Latinoamérica? El chico siente que ha tirado todo al tachito de la basura. ¿Y Mica? ¿Qué hará con su ballet, las prácticas del profesorado de danza y la postulación a la beca? Desde que la sospecha fue confirmada con el test que hicieron en el baño de la plaza de la Joroba, no habían hablado. La misma plaza que tantas veces los encontró amándose en la loma. Por lo menos en la familia de Rodrigo guardarían absoluto silencio sobre el tema. ¿Qué estaría pasando en lo de Mica? Pronto hubo novedades al respecto. -Hola, Rodri. -¡Mica! ¿Cómo estás? ¿Qué onda? -Me pasás el celu de tu vieja. Mi mamá quiere hablar con ella. ¡Apa! La cosa está pasando de verde claro a verde oscuro. Julio había averiguado con un amigo: dónde, con quién y cómo. Diez mil y los análisis de rutina. Porque “si la vamos a hacer, la hagamos bien, dijo el filósofo rosarino Negro Olmedo”, había expresado Julio. Mica había subido al face la foto de unos escarpines. Rodri le mandó un whatsapp diciéndole que fuera prudente. “Esto no es un juego de cuántos me gusta y comentarios ponen”. Ruidos de fichas cayendo en la cabeza de ambos. Esa noche se juntaban los padres en un concilio ecuménico. Mica y Rodri apenas se saludaron. Los días de risas y despreocupación en la Joroba habían quedado atrás.


 
 
 

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