Hijode
- Mariana Esquivel
- 11 may 2016
- 3 Min. de lectura

-Araya, Araya… ¿Hija del Arquitecto Araya, Director de la Industrial? -No, no, mi papá es colectivero, de la línea 7 es colectivero. (Ale a los 14 años dixit) O, cuando fui más grande: -No, hija de Juan Araya, colectivero. Por años, la gente me hizo esa pregunta. Los que cursé la secundaria en la Escuela de Comercio LGSM y Facultad de Filosofía (San Juan, Argentina). Por años contesté lo mismo. Yo sentía que los decepcionaba mi respuesta. En realidad y después de mucha terapia comprobé que cuando dejó de decepcionarme a mí, lo pude sanar. No, no es una frase sacadita de algún coaching o meditación, es del fondo de mis tripas, es desde las cicatrices de aquellas heridas de “patito feo”. Luego, al andar los caminos sanjuaninos, reescribí el dicho: “Si billetera mata galán, hijode mata curriculum vitae”. Vuelta a laburarlo en terapia, de nuevo creer que las oportunidades son para todos menos para mí. Hasta que uno descubre que si sos pelotudo, sos pelotudo. Que podés heredar el color de ojos, de pelos, y hasta la predisposición genética de las enfermedades, un negocio, una fábrica, la finca del abuelo, una cadena de autoservicios pero no la capacidad de superar los problemas, de rearmarte cuando te atacan, enamorarte y, amigos, ser feliz. Así como no te levantás un día y decís: “A ver, hoy es jueves. Tengo turno con el oodontólogo, tengo que pagar la luz, pasar por la tintorería y me tengo que divorciar”. Son gotitas que van rebalsando el vaso y un día, cual jueguito televisivo que conduce Nico Vázquez, se rebalsa. Pasa. Sí, a cualquiera le puede pasar. Supongo que una quiebra no es de un día para otro. Vos vas viendo “venir la noche”. Es probable que así como cada pareja es un mundo en sí misma y las causas de divorcio son variadas, en las quiebras de los negocios pasa algo parecido. Pero lo fundamental es que no se vende o se gasta más de lo que se puede. Lo que sale es más de lo que entra (¡Gracias, Escuela de Comercio!) Todo bien con las ayudas financieras del Estado a comercios que están por cerrar y que son emblemáticos y que patatín y patatán. No quiero ver a empleados sin laburo. Tampoco a Instituciones, a ONG donde la gente labura calladita, mire, dignamente y le aprietan la manguera para que salga gotita de agua. Quién me garantiza que así como el hijo que gasta y gasta (Al que, alguna vez, hay que decirle: “te las arreglás solito porque si te sigo dando todos los meses más y más plata, te estoy discapacitando y generando una personita que no sabe administrarse y valerse por sí misma”) no venga ese mismo comercio y vuelva a pedir “auxilio”. ¿Cuál es el criterio para el “auxilio” si la crisis económica es general y afecta a todos los sectores? Punto. Claro, breve y sin manipulaciones de ningún tipo. Como los que ven en la foto. ¿Los ven bien, no? Dos seres que sólo primaria, que nunca me dejaron pedir ni una bequita de la Universidad, ni ayuda de aquí, ni de allá. Hija de Juan Agustín Araya y Pilar Martín. Eso soy. Él es Dr. en Manejo y ella Licenciada en Comercio Cosmetológico. Desde que tengo 15 años, vende AVON. Porque no es sólo vender, sino cobrar, pagar, entregar la mercadería y vuelta a empezar. Nunca desmanteló una campaña. Está en círculo de distinción. Eso significa que es una de las mejores vendedoras de San Juan. Podría asesorar a estos comercios que piden ayuda al Estado. Se las ofrezco a la vasca que tiene un lema: “A la platita, hay que cuidarla”. Eso sí, tiene un defecto: Es honesta.
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