Futb-olítica
- Mariana Esquivel
- 11 may 2016
- 3 Min. de lectura

Silbato del árbitro, el partido se para. La tribuna enmudece. El delantero- goleador-estrella cae al suelo. Se queja. La lesión es grave. Para colmo van perdiendo 1 a 0 y recién comienza el segundo tiempo. Hay que actuar rápido, no se puede llamar a sesiones extraordinarias. -Dale, Gringo, entrá. El pibe tiene media docena de gatos en el estómago pero pisa el verde y se transforma. Toca, toca, juega, pone pelotas seguras, recibe y arremete. Va inclinando la cancha a pesar de que sus compañeros no están muy convencidos. ¿Quién es él, después de todo? ¿Qué se cree? Pero viene el gol del Gringo. Tiro libre al ángulo. Y no hay manera de resistirse al festejo. 1 a 1 de visitante y con la lesión del Flaco, prácticamente y sin ánimo de exagerar, es un triunfo. El fútbol y la política tienen ciertas aristas en común. Ambos son en equipo. Se puede jugar muy bonito, pero si no hay resultados positivos, la tribuna se enfervoriza y no te vota. Goles y votos son amores. Cuando faltan los primeros, en el fútbol se replantea el juego, se hace autocrítica y se toman decisiones. En Argentina, como primera medida, se echa al técnico. También se compran refuerzos, se prueba a los suplentes. En fin, la cuestión es simple porque el equipo está más allá de las individualidades. En política, cómo decirlo, “que la cosa viene liada, joder”. ¿Hay fútbol femenino? Pues claro, pero es amateur. ¿Hay mujeres en política? Pues claro, pero en San Juan, no abundan en las fórmulas de gobernador y vice, por ej. Diecinueve departamentos, ni una intendenta. Un solo ministerio lo ocupa una mujer y en la Corte Suprema, nada por aquí, nada por allá. Algo nos dice eso… ¿No? Continuemos con la futbolítica. ¿Cuándo se jubila un político? Porque un jugador no se jubila, se retira del fútbol. Le hacen un partido homenaje en el que llora, se emociona y se acuerda de su vieja, hijos y amigos. El súper crack se hace DT o dirigente. Juega picaditos, partidos a beneficio o se hace modelo de alguna marca. Su reloj biológico no le permite a los 40 correr como uno de 20. El fútbol tiene, en ese sentido, reglas más claras y naturales. ¿La política? No tanto. En la política hay RCP (Retorno Cíclico Perpetuo) pero al estilo autóctono. Es decir que asistimos a la versión argento: YMA-¿y qué? (Yo me acomodo-¿y qué?) Ojo, el: ¿y qué? es muy importante. Refleja el grado de impunidad producto de la soberbia. Quien me conoce, sabe que no soy amante del fútbol y que no estoy afiliada a ningún partido político. Entre ambos hay un elemento en común que me genera cierto rechazo: el fanatismo (en otra columna me ocuparé de este tema) Silbato del árbitro. Empieza el partido que define el campeonato. En las prácticas, el Gringo fue acomodándose al equipo, hablando con cada uno, escuchando, el pibe tiene su propio estilo, se va ganado la confianza. Pase, pique de mitad de cancha, amague al arquero y golazo del Gringo. Comienza el primer tiempo con un tanto arriba. La tribuna festeja. ¿El Flaco? El Flaco tiene para varios meses. ¿Volverá? ¿No volverá? Vaya “sabrá”… Y para concluir, la frase de un futbolítico, famoso por su zurda extraordinaria y su mano divina: “La futbolítica es el deporte más lindo y más sano del mundo. Eso no le quepa la menor duda a nadie. Porque se equivoque uno no tiene que pagar la futbolítica. Yo me equivoqué y pagué. La pelota y el pueblo no se manchan”
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