Buscando la quintaesencia
- Mariana Esquivel
- 10 may 2016
- 2 Min. de lectura

¿No lo han visto? ¿Cómo a quién? A Elvio Fortunato Puscama, mi amigo poeta. Anda arriba de los colectivos recitando sus versos y vendiendo su último libro: “La lluvia moja”. Me llamó para entregarme un ejemplar dedicado. -Gracias, Elvio. No te hubiras molest… Silencio. Mirada sostenida de Elvio. Mi anagnórisis. -¿Cuánto es? -Son $180, Ale. Me contestó. Este proyecto de la performance arriba del colectivo se denomina: “Vos lo pedís, vos lo tenés”. Por él, regalaría su poesía porque él es un artista del pueblo y para el pueblo porque el pueblo se lo ganó. Pero, ya lo dice el refrán: “Boleta de luz mata galán”. Su madre y su novia le andaban haciendo planteos: -Elvito, hijo querido, con mi jubilación no nos alcanza. -Amor, sé que estás buscando la quintaesencia de la poesía. Yo, aunque venda la producción de sahumerios y macetas pintadas de un año, no llego al cochecito. Y nuestro bebé nacerá en junio, viste? Esa situación había ocurrido hacía un tiempito y Elvio había escrito un poema al respecto. “Te lo leo, Ale”. el látigo, el látigo, el látigo marcó el lomo de sueños del devenir azaroso de la palabra de acequias rumorosas el látigo, el látigo, el látigo entró a la casa incomprensión hacia mi arte Arriba del colectivo, tiene todo cronometrado para que no le lleve más de diez minutos. 1) Presentación, chiste cortito, pedido de atención. 2) Recitado y/o lectura de 1 o 2 poesías. 3) Agradecimiento, otro chistecito. Pase de gorra.
-Hablando de gorra, Ale. ¿Tendrías un sombrero que no usés? Elvio me contaba que los chistes eran del tipo: -Papá, vos te casaste por iglesia o por civil. -Por estúpido. O, por ej: -Mamá, ¿qué hacés frente a la compu con los ojos cerrados? -Es que window me dijo que cerrara las pestañas. El que arrancaba risas sostenidas era: -Tía, Eustaquia, ¿por qué te maquillas? -Para estar más linda. -Y tarda mucho en hacer efecto. Los levantaba de internet, sin embargo, ya le había pasado varias veces, cuando vendía el libro, los pasajeros se lo devolvían: -¿Poe… qué? No, no, pensé que era un libro de chistes. Mientras yo pagaba los cafés, nos despedimos luego de haber charlado un rato. Lo noté contento. -Ale, ha sido un momento hermoso. -Irrepetible, Elvio. -¡Me inspiraste! Y ahí nomás, escribió esta poesía. Irrepetibles momentos de la vida Aunque lo parezca El día nunca se repite Un pájaro muere, un perro muere, una mosca muere El basurero que recoge la basura que vos, humano del container, tiraste. Los niños, las madres, el sol que siempre sale La nube, oh, la nube El día nunca se repite. Elvio Fortunato Puscama, un poeta de puta madre. Ojalá que el mundo se dé cuenta antes de que sea tarde
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